lunes, 4 de noviembre de 2013

“Pacheco pertenece a una generación que reivindicó una militancia con alegría”

NOTAS SOBRE KAMCHATKA

Por Daniel Badenes

1-¿Para qué sirve una presentación de libro? ¿Cómo se hace?
Partimos de una situación de desigualdad:  enfrentamos a tres o cuatro personas que leyeron en libro, y a la persona que escribió el libro, con muchos que no lo leyeron.
Entonces:  no podemos hacer una crítica fina del texto porque sería injusto con ellos.



Contarles algunas cosas del libro y del autor.

1.  A Pacheco le gustó Kamchatka                                              (sobre qué trata el libro)

Porque libro tiene muchos otros libros posibles, pero se llama Kamchatka
(Pacheco ya había publicado un artículo con ese título, que no está en el libro).
El libro se llama así por la novela de Marcelo Figueras y la película de Marcelo Piñeiro.
Pero no es un libro sobre cine. Sino le preguntaría sobre el camino que hay de Kamchatka a Infancia Clandestina. Y discutiríamos con ambas películas.
Pero no.
Pacheco no habla de cine. Pacheco habla de Arlt, Freud, Nietzsche.

Kamchatka viene a colación de la frase final de la película. Un consejo dicho al oído, que no escuchamos de boca de quien lo dice.
Kamchatka es el lugar donde resistir.

El lugar de la resistencia es el lugar de la izquierda.   O al menos ese es el origen y el destino de las preguntas de Mariano.
El libro quiere pensar las izquierdas. O mejor, ayudar a pensar las izquierdas.  O mejor, ayudarle a pensar a las izquierdas:   acercarle algunas herramientas teóricas “nuevas” (aunque viejas) a la quienes piensan una política de la emancipación.

Habla de una Nueva Izquierda (Autónoma/Independiente), que tiene a las jornadas de diciembre de 2001 como referencia insoslayable.
Es decir: Pacheco habla de un movimiento político-social del que fue parte, del que es parte, de una generación a la que pertenece.

Su tesis es que una nueva generación intelectual (de izquierda) “viene emergiendo en nuestro país, en nuestro continente” (¿desde cuándo? Pregunta que queda abierta, incontestada)

Y su objetivo: “revisar las coordenadas estéticas, éticas y teórico-políticas que guiaron el accionar de las generaciones precedentes”.

2. No es la primera vez que dialoga con “las generaciones precedentes”

Pacheco tiene un laburo que recomiendo, que por ahora tiene forma de blog pero ojalá en el futuro sea un libro.
Estoy hablando de Montoneros Silvestres. Ahí no recurre al ensayo sino a una reivindicación del folletín. Y lo hace para contar historias de personas que integraron “pelotones autónomos” de Montoneros, que durante la dictadura siguieron resistiendo como pudieron.

Se vuelcan ahí (en unas veintipico de crónicas publicadas por entregas) una serie de conversaciones que empezó en 2005 pero que llevó a textos recién a partir 2011.
Las historias de estos montoneros silvestres –como los llama Pacheco- transcurren en el Conurbano Sur de la provincia. Fueron militantes en su mayoría incomunicados con las instancias orgánicas de Montoneros y sin recursos materiales, que realizaron acciones a nivel barrial o sindical, actos fugaces de propaganda o sabotaje, interferencias y reuniones clandestinas para debatir una situación cada día más adversa.

En el mismo Conurbano Sur Mariano empezó a militar, de pendejo, hace poco más de 15 años, en la Agrupación Juvenil 11 de julio y luego inmerso en la construcción de los MTD, íconos de esa generación del 19/20.
No sin guiños hacia aquella generación. Porque cuando –con Darío Santillán y otros- escribieron sus “Apuntes para la militancia” (título que remitía al texto canónico de Cooke), lo editaron con el nombre de fantasía “Ediciones Estrella Federal”, homenajeando la vieja revista de montoneros de la que algún ex militante les había regalado un ejemplar.
O porque la primera vez que armaron una molotov lo hicieron siguiendo consejos de un viejo manual a Montoneros.

3. Pero se trata de otra generación

Pacheco pertenece a una generación que reivindicó una militancia con alegría.
La generación que pintó “Disfrute y luche”, que valoró de la militancia vasca la consigna
“Lucha sí, risa también”.
Fue parte de un grupo de personas que reivindicó la risa citando a Tuñón[1] y a Cortázar (y a El nombre de la rosa).

“Yo no creo en los revolucionarios de caras largas y trágicas” decía Cortázar:   más de una vez se lo escuché citar tanto a Mariano como a Esteban[2]

(Esteban tiene un texto titulado Abnegación o divertimento. La muerte o la vida para la militancia[3], con un parecido de familia con otro de Mariano: De Ernesto Guevara a Darío Santillán. Notas sobre la risa,  la militancia)

Ahora sigue en la misma línea. Lo hace con más elaboración filosófica, trae a colación a Nietzche, pero el objetivo es el mismo.

Lo principal que retoma de Nietzche es la risa.

Nietzsche dice “¡Demos por perdido el día en que no hayamos bailado al menos una vez! ¡Y sea falsa para nosotros toda verdad en la que no haya habido una carcajada!”

Pacheco encuentra en el filósofo “una figura que pueda aportarnos a repensar ciertos afanes sacrificiales, típicos de la izquierda del siglo XX”
Y que recupera la risa como forma de una actitud demoledoramente crítica.

“Derribar ídolos. Filosofar con el martillo (Aniquilar la tradición, dice más adelante). Podemos establecer un vinculo estrecho, en Nietzche, entre la risa creadora y la voluntad de batallar”

De poner en cuestión el imperialismo de la razón.

4. Hay una serie de palabras que definen al libro
Que se reiteran, que gozan al ser escritas:

- Inactual[4]
- Inclasificable
- Insurrección
y su verbo:
- Insurreccionar

Un libro –digamos- que es un libro de ensayos.
Que postula al ensayo como género de batalla.
Que lo reivindica como el género que permite un “ir y venir”
Y que afirma a los intelectuales como activistas y trabajadores de la cultura

No es un ensayo con/sobre tres autores. En Kamchatka no sólo están Arlt, Freud y Nietsche.

También está Jean Paul Sartre y con él, Pacheco nos dice que escribir es actuar
Está Benjamin, que es el pilar de sus apologías del ensayo,  es la inspiración de la actitud de copiar citas y comentarios en un cuaderno.
Están Deleuze y Guattari, también Lefebvre
Está Leónidas Lamborghini y, por supuesto, David Viñas.

/
5. Me enojé con Omar Acha

Acha dice:
¿Quién se atreve (hoy) a cuestionar de qué se habla cuando se habla de DDHH?
¿Quién pone en suspenso la virginal impunidad de la ´democracia´?
Y dispara:  estas y otras preguntas “están ausentes de la discursividad vigente”.

Me pregunto: ¿Están ausentes de la discursividad vigente?
Yo no lo creo. No están ausentes ni en la praxis política de los movimientos sociales, ni en la literatura publicada.

…Y al final, Acha llama a “avanzar contra el legado político ideológico de la represión política de la última dictadura:  el progresismo”.
¿Cuántos se definen y se identifican, hoy día, como progresistas? Progresista era (se decía) el Frepaso.
¿Cuándo, en los últimos años,  los movimientos piqueteros, las organizaciones populares autónomas, las marxistas o las nacional populares, se definieron como progresistas?

En algún punto, lo sentí como un prólogo de los 80-90.


6. (Sobre el autor). Ciertas cosas que Pacheco dice sobre autores que cita (concretamente Arlt o Benjamin), valen para sí.

Se dice sobre Benjamin:
- que es un “inclasificable”
- que “se resiste a normalizar su escritura según las reglas de la cultura académica y el mercado editorial”

Se dice sobre Arlt:
- que es inoportuno, polemista, hinchapelotas.
- que tiene un estilo mezclado, crudo  ((estética cruda))
Pacheco lo cita al propio  Arlt defendiéndose:

“se dice de mí que escribo mal. Es posible. De cualquier manera, no tendría dificultad en citar a numerosa gente que escribe bien y a quienes únicamente leen correctos miembros de su familia´. (…) Para hacer estilo son necesarias comodidades, rentas, vida holgada…”
Arlt, en cambio, dirá: “No dispongo, como otros escritores, de rentas, tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escribiendo es penoso y rudo”.

Y agrega Pacheco, sobre Arlt: “tuvo que hacerse totalmente desde abajo: recorriendo lugares, golpeando puertas para que algún editor se interesara…”, escribiendo en la prensa.

Inclasificable. Resistente. Polemista. Crudo. Tuvo que hacerse totalmente desde abajo.







Si me van a cremar
no hagan un funeral
rian, tosan,
no lloren mares
vayan a nadar!

Comprense unos patines
y anden por los jardines
flores fumen
de beber licores de frambuesa
coman berenjenas
junten ricas fresas
beban cerveza tirada espumosa y cristal
babosas claras batan y merengue
coman en pasteles
FESTEJEN UN DIA MAS
UN DIA MENOS




[1] Una tarde por el ancho rumor de Montparnasse
por ese aire de provincia tan confianzudo y claro
–cada ventana paga su pedazo de sol con una canción,
anduve bebiendo el buen vino rojo y alegre como una canción,
rojo y alegre como una revolución.
[2] Retomando ahora al Cortázar de Rayuela, Pacheco cita: “La risa ella sola ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la tierra...".
[3] Debo decir que del libro anterior de Mariano me llamó mucho la atención el título (El militante que puso el cuerpo), que nos retrotrae a una expresión típica de esa militancia abnegada.
Decía Esteban: “La vida, que es la vida que no sobra, la vida que el capitalismo especulativo ha decidido prescindir hasta la exclusión, no podemos darnos el lujo de despilfarrarla también con consignas que inciten a la muerte, cualquiera sea el sacrificio que impongan. Hay que cuidarla, cultivarla. Medirse con la muerte, será suicidarnos otra vez”.
[4] Una discrepancia para charlar en otro momento. Pacheco dice que investigar desde los movimientos sociales (investigación militante) suena inactual.
Es inactual si uno va a buscar eso al CONICET. Sería inactual en cualquier momento de la historia: es pedirle peras al olmo. ¿Es inactual sino uno lo mira en los movimientos sociales?

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