lunes, 14 de mayo de 2012

Literatura del sur del conurbano


Comparto reseña que publiqué en revista Sudestada



Sonkoy. Asalto al Palacio Municipal
El Colectivo, Buenos Aires, 2011
Autores: Pablo Solana y Diego Abu Arab

Barrio de casas bajas y sin edificios (a lo sumo, alguna que otra casita de dos pisos), el cielo se ofrece fácil en Sonkoy, este micromundo narrado por Pablo Solana y dibujado por Diego Abu Arab. Sitio en donde conviven las viejas antenas de TV rotas por el viento con las modernas antenas satelitales. Tierra que no funciona como lugar idealizado, representado al modo naturalista, sino como espacio habitado por todo tipo de contradicciones.
De allí que la lucha legítima de los vecinos por defender las tierras en las que habitan aparezcan entremezclas con las internas de los partidos políticos tradicionales. Y que dos lógicas convivan en el texto: la de la rosca de la partidocracia y la de la organización popular de base. Sus múltiples implicancias hacen que el asalto al Palacio Municipal esté teñido de más de una intención y un interés político.
Mezcla de relato policial y thriller político, en Sonkoy. Asalto al Palacio Municipal, la geografía deviene territorio, y el conurbano brota a flor de piel: ocupación de terrenos, asentamiento, barriada popular. La realidad viva de los sectores populares del Gran Buenos Aires aparece en este relato de un modo sutil, carcomiendo todo el tiempo sus contornos más realistas. Porque Sonkoy, el barrio más grande del municipio de Independencia, puede ser tanto el Oeste como el Sur del conurbano. Florencio Varela o La Matanza, o Quilmes o Lanús, por nombrar algunos de los distritos, de las calles que los autores recorren a diario. Porque si bien Sonkoy es un lugar imaginario,  también es cierto que es muy parecido a los sitios en donde este electricista (Pablo) y este encuestador (El Turco, como le dicen sus allegados a Diego) realizan sus actividades militantes, y donde viven y trabajan. Y aquí, en este punto, es precisamente en donde radica una de las “extrañezas” de este libro, según los cánones en los que se mueve la literatura actual, aun la progresista. Porque Solana y Abu Arab son, además de escritor el primero y dibujante el segundo, activistas políticos (es más, ellos se presentan como laburantes, como militantes que además escriben y dibujan), conspiradores de lo dado anclados en una realidad que no es la de los despachos o las funciones públicas, sino la de los movimientos sociales y los sindicatos; la de los agrupamientos políticos que apuestan a cambios sociales profundos, pero aferrados a las realidades materiales y simbólicas de los sectores que aspiran que sean los protagonistas de esas grandes transformaciones históricas que promueven.
Relato ilustrado por entregas, difundido en un blog que armaron para la ocasión antes de publicado como novela, Sonkoy… ha sabido transitar por el legado del folletín, tan gratamente recorrido por grandes autores, como Juan Sasturain y Manuel Puigg, por citar dos ejemplos destacados de la literatura nacional.



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